Por Estefanía Brid.
El domingo 22 de enero fue el día en el que “Despedida de Solteros” dio el
puntapié inicial por Telefe. Este nuevo reality show, conducido por Marley y
Carina Zampini, tiene varias similitudes con el tan conocido “Gran Hermano” con
la diferencia de que los participantes ahora son pareja y tienen un objetivo en
común: CASARSE.
Doce parejas, previamente seleccionadas por un minucioso casting, son
separadas en dos ambientes: el loft o el cielo y el PH o la tierra. El programa
no termina de clarificar el por qué de la cuestión geográfica más allá de que
uno esté en planta baja y otro en planta alta, y por qué unos van al cielo y
otros a la tierra. Además de estos dos espacios, está la llamada “Casita del
Árbol”, lugar que puede solicitar cada pareja una vez en el programa para
encontrarse íntimamente o plantear estrategias.
La idea del intercambio de parejas es justamente esa cuestión morbo y vouyerista de ver qué es lo que hace el otro en
ausencia del ser “supuestamente” amado, y si efectivamente “soporta” el período
de cuatro meses de aislamiento rodeado de tentaciones provocadas. De esta
manera el programa genera todo tipo de estímulos: juegos, fiestas temáticas,
alcohol, que intentan forjar determinados comportamientos cuestionables en los
participantes, quienes por su parte no ofrecen nada de resistencia. Todo al
servicio del rating.
Este reality show tiene como fin el casamiento. La pareja ganadora obtendrá de premio la tan
ansiada fiesta, la luna de miel y también una vivienda. Y si se habla de
casamiento automáticamente también se habla de amor pero “Despedida de
Solteros” tiene peleas, sexo, insultos, discusiones y nada de amor. Las
parejas que participan se tratan pésimo unas con otras y también entre sí, e
incluso maltratan a los conductores. El común denominador son los insultos, el
engaño disfrazado y las situaciones límite entre integrantes de distintas
parejas. Y lo que simula ser “amor” son demostraciones exageradas de
palabrerío.
Respecto a los conductores del programa, Marley está en un papel mucho más
serio al que se lo acostumbra a ver y Carina Zampini no logra tener la
contención que tenía en “Morfi” por lo que se la nota un poco acartonada. En
las ediciones diarias, por la noche, se conforma una mesa de “especialistas”
compuesta por Bernardo Stamateas, Fabián Medina Flores, Ivana Nadal, Connie
Ansaldi, Miki Lusardi, y Gabriel Cartañá. Más que especialistas deberían
considerarse panelistas, ya que a excepción de Bernardo Stamateas, quien tiene
trayectoria en el estudio de las relaciones humanas, y Cartañá, Licenciado en
Psicología, ninguno de los demás tiene especialidad en la temática.
Pero a pesar de que “Despedida de Solteros” parecía prometer algo distinto
se terminó convirtiendo en más de lo mismo: un reality show juvenil repleto de
competencia desleal.
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