domingo, 2 de abril de 2017

Un reality con nada de amor


Por Estefanía Brid.

El domingo 22 de enero fue el día en el que “Despedida de Solteros” dio el puntapié inicial por Telefe. Este nuevo reality show, conducido por Marley y Carina Zampini, tiene varias similitudes con el tan conocido “Gran Hermano” con la diferencia de que los participantes ahora son pareja y tienen un objetivo en común: CASARSE.

Doce parejas, previamente seleccionadas por un minucioso casting, son separadas en dos ambientes: el loft o el cielo y el PH o la tierra. El programa no termina de clarificar el por qué de la cuestión geográfica más allá de que uno esté en planta baja y otro en planta alta, y por qué unos van al cielo y otros a la tierra. Además de estos dos espacios, está la llamada “Casita del Árbol”, lugar que puede solicitar cada pareja una vez en el programa para encontrarse íntimamente o plantear estrategias.

La idea del intercambio de parejas es justamente esa cuestión morbo y vouyerista de ver qué es lo que hace el otro en ausencia del ser “supuestamente” amado, y si efectivamente “soporta” el período de cuatro meses de aislamiento rodeado de tentaciones provocadas. De esta manera el programa genera todo tipo de estímulos: juegos, fiestas temáticas, alcohol, que intentan forjar determinados comportamientos cuestionables en los participantes, quienes por su parte no ofrecen nada de resistencia. Todo al servicio del rating.

Este reality show tiene como fin el casamiento. La pareja ganadora obtendrá de premio la tan ansiada fiesta, la luna de miel y también una vivienda.  Y si se habla de casamiento automáticamente también se habla de amor pero “Despedida de Solteros” tiene peleas, sexo, insultos, discusiones y nada de amor.  Las parejas que participan se tratan pésimo unas con otras y también entre sí, e incluso maltratan a los conductores. El común denominador son los insultos, el engaño disfrazado y  las situaciones límite entre integrantes de distintas parejas. Y lo que simula ser “amor” son demostraciones exageradas de palabrerío.

Respecto a los conductores del programa, Marley está en un papel mucho más serio al que se lo acostumbra a ver y Carina Zampini no logra tener la contención que tenía en “Morfi” por lo que se la nota un poco acartonada. En las ediciones diarias, por la noche, se conforma una mesa de “especialistas” compuesta por Bernardo Stamateas, Fabián Medina Flores, Ivana Nadal, Connie Ansaldi, Miki Lusardi, y Gabriel Cartañá.  Más que especialistas deberían considerarse panelistas, ya que a excepción de Bernardo Stamateas, quien tiene trayectoria en el estudio de las relaciones humanas, y Cartañá, Licenciado en Psicología, ninguno de los demás tiene especialidad en la temática.

Pero a pesar de que “Despedida de Solteros” parecía prometer algo distinto se terminó convirtiendo en más de lo mismo: un reality show juvenil repleto de competencia desleal. 


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