Por Gabriela Fabbro.
Se acaba
el 2016 y los argentinos nuevamente asistimos a un año televisivo muy
particular. Cada vez más atravesado por las tecnologías e Internet, el
contenido de la pantalla local sigue en la exploración de sus nuevos rumbos.
Un año en
que las latas le ganaron a los programas locales, ni Showmatch ni
partidos de la selección nacional pudieron con Moisés y los diez
mandamientos, que superó los 20 puntos de rating más de
una vez y que Tinelli logró pocas veces a lo largo del año. Hasta hubo días en
que el reality de baile y polémicas, perdió con Educando
a Nina, la ficción que este año ofreció Telefé por las noches. Repeticiones
como la de Casados con hijos se impusieron a contenidos nuevos
como la adaptación de Loco por vos que también Telefé ofreció
en su pantalla.
Un canal
como Telefé que cambia de dueño (fue comprado por Viacom recientemente), ganó
el rating en general con enlatados como el ya citado Moisés
o ¿Qué culpa tiene Fatmagül?, América que se mantuvo en el tercer
puesto con toda su programación en vivo, con un Canal 9 que intentó renovarse
con pocas nuevas ofertas que no lograron imponerse (Mejor de noche, El
show del problema) y con "nuevas temporadas" de programas
autorreferenciales como Bendita TV o Implacables; así
transitó el año la oferta local.
El Trece se sostuvo con latas extranjeras (Esposa
joven o Saras y Kumud), y con un Showmatch que
abandonó su segmento de Gran Cuñado prácticamente a mediados de año y con
el artilugio de cambios en las reglas de juego pudo "renovarse" para
sobrevivir hasta casi fines de diciembre; un Lanata que logró
mantenerse vigente a lo largo del 2016 pero sin grandes estridencias, que en un año
no eleccionario era lo esperado, y la telenovela Los ricos no piden permiso,
basado en el reinado del maniqueísmo propio del género, se sostuvo con muy
buenos resultados hasta la última semana del año.
De la TV Pública agradecemos
la renovación de su pantalla, el cuidado por los nuevos contenidos y por el
pluralismo que hoy ofrece.
Los programas de pleitos domésticos inundaron nuevamente
las pantallas, los de chefs se volvieron más agresivos y polémicos, los de
concursos de talentos pasaron bastante desapercibidos, y perritos saltando
pinos de bowling o anillos desbordando cilindros repletos de
agua, superan a concursos de conocimiento y velocidad mental.
Los
programas periodísticos no estuvieron en el estrellato, y sólo Intratables,
de América, logró sostenerse gracias a su fórmula original e impecable
conducción de Santiago del Moro. En un año en donde Charlotte Caniggia o El
Polaco pretendieron protagonismos destacados, las dos divas de la televisión
permanecieron files a sus estilos. El 2016 ofreció más panelistas que actores
en sus propuestas televisivas. Abundaron los programas corales, con
"especialistas" en cada mostrador, intentando comprender la realidad
de otros o la del propio país.
Los cinco
canales de la pantalla interactuaron con sus páginas webs y con sus redes
sociales, los noticieros incorporaron tecnologías en piso, drones en sus
transmisiones, los twitts de los espectadores inundaron todos los programas,
pero en esta variedad de dinámicas, el encendido de la TV abierta apenas llegó
a 20 puntos. Es decir que, del total de hogares que mide IBOPE para el rating, sólo
el 20% miró televisión en su televisor. El resto de la audiencia, seguro que
consumió contenidos televisivos pero lo hizo a través de múltiples y diversas
plataformas.
Hoy es cada vez más tema de conversación una serie de Netflix o el
último episodio de The Walking Dead que la noticia más
estruendosa que pudo contar un noticiero vespertino. La televisión sigue siendo
un fuerte referente en nuestro país, que sigue siendo muy importante en el
desarrollo de la TV por cable (concentra casi la mitad de la audiencia de televisión paga en
Latinoamérica), los argentinos dedican el 45% del tiempo destinado a la TV para
ver contenidos por cable. Argentina sigue siendo uno de los
países a nivel mundial en materia de exportación de formatos televisivos con
más horas vendidas al exterior, vendió a Netflix su primera serie (Estocolmo)
y proyectó El marginal, otro gran producto local, en esa
plataforma. Los contenidos locales siguen teniendo gran calidad, pero migran a
otras plataformas y pantallas.
A lo
largo de las notas del año, el Observatorio de la Televisión intenta reflejar
estas migraciones y supervivencias, que aún no tienen destino fijo, que están
transitándose a medida que se van experimentando y que nos plantean preguntas
que seguiremos intentando responder en el futuro.
Lo que sí sabemos es que la televisión siempre será referente para los usuarios, no importa ni la plataforma, ni el horario en que la veamos, lo importante es que la seguimos viendo. Pensar y reflexionar sobre lo que vemos es lo que nos hará espectadores más críticos y responsables, y ese es el verdadero objetivo del Observatorio de la Televisión de la Universidad Austral: estimular y promover una audiencia que tome conciencia del rol que cumple sobre la calidad televisiva nacional.
Es nuestro compromiso desde hace diez años.
Lo que sí sabemos es que la televisión siempre será referente para los usuarios, no importa ni la plataforma, ni el horario en que la veamos, lo importante es que la seguimos viendo. Pensar y reflexionar sobre lo que vemos es lo que nos hará espectadores más críticos y responsables, y ese es el verdadero objetivo del Observatorio de la Televisión de la Universidad Austral: estimular y promover una audiencia que tome conciencia del rol que cumple sobre la calidad televisiva nacional.
Es nuestro compromiso desde hace diez años.
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