Por Estefanía Brid.
La
televisión ha sufrido muchos cambios desde su aparición: la incursión del
color, mejoras notables en el sonido, la llegada del cable e incluso la
presentación de la llamada televisión satelital.
Sin
embargo, ningún cambio fue tan notorio como la incorporación de Internet a la
manera de ver televisión. Hoy, ningún canal y productora contemplan la
televisión sin este aliado tan próximo.
La
tecnología va coptando espacios sobre la base de las necesidades de
la gente y aggionarse se vuelve necesario para todos.
Prácticamente
hoy ya no hay referencia a lo que se denominaba televisión convencional en
otros tiempos, porque justamente lo que se consideraba “convencional” ha
dejado de serlo. Los jóvenes de hoy se volvieron consumidores constantes de
tecnología. Internet forma parte de sus vidas y se ha vuelto imprescindible
para sus actividades académicas, laborales y de recreación. Esta tecnología los
ha convertido en seres multi-pantalla (manejan televisión, computadora y
celular al mismo tiempo) y sin buscarlo, fueron los generadores de una
nueva manera de ver televisión.
La TV ya
no se mira linealmente. Los contenidos han tenido que adaptarse a esta búsqueda
casi frenética de mayor información y entretenimiento constante y esto ha
generado también que el hardware asociado tenga que hacerlo.
Hoy, los televisores que solían conocerse ya no se fabrican e incluso sus
recientemente reemplazos como LCD y LED tienden a desaparecer en pos
de los nuevos Smart TV que permiten conectarse a Internet.
Estos
últimos dispositivos tienen un sistema operativo más rápido y le permiten al
nuevo espectador acceder a contenidos online, y otras aplicaciones
desde su televisor, permitiéndole una experiencia audiovisual más amplia.
Actualmente
el espectador ha dejado de considerarse como tal y se ha convertido en un
consumidor audiovisual que puede llegar a emplear hasta un promedio de 11
horas, en la Argentina, conectados a la red.
La
aparición de Netflix ha consolidado este mercado convirtiéndolo en
revolucionario. La posibilidad de ver infinidad de series y películas en streaming ha
vuelto al antiguo telespectador más demandante con respecto a lo que
solía llamarse “televisión tradicional”. Por esta razón, compañías de cable
pagas generan servicios on demand, y plataformas que les permitan
a sus usuarios acceder a mayor y mejor contenido (Cablevisión con el
lanzamiento de Flow, por ejemplo). Además, los canales de televisión colocan
sus emisiones en la web para que los usuarios puedan ver sus
contenidos en el momento que deseen y generen debate a través de las
redes sociales para que sus productos sean los más populares y de esta manera
tengan más rating y sobre todo, más publicidad.
Incluso
otros medios de comunicación están generando plataformas digitales para no
perderse el negocio. Es el caso, por ejemplo, del Grupo La Nación que hace poco
lanzó su canal digital para ofrecerles a sus clientes la posibilidad de acceder
a contenido diverso a través de la web.
Es
evidente que la tecnología avanza en todos los ámbitos de la sociedad; y la televisión
no es la excepción. El desafío consistirá en saber implementar los nuevos
recursos tecnológicos en pos de una mejor y mayor oferta para el televidente y
para el crecimiento del negocio televisivo.
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