Por Magdalena García Pena.
El
4 de marzo se estrenó la cuarta temporada de
“House of Cards”, la serie original de Netflix que expone, a
través del político Frank Underwood y su esposa Claire, las miserias más íntimas de la esfera política en Estados
Unidos.
Ambición,
venganza, corrupción, abusos, mentiras… “House of Cards” reúne en su trama
elementos suficientes para captar la atención de un público que elige cada vez más
el consumo de series y películas on demand. Hoy Netflix acapara el 36%
del tráfico de Internet en Estados Unidos.
Este thriller político, éxito rotundo en todo el
mundo, supo cautivar al público argentino
con ingeniosas acciones publicitarias antes de lanzar la nueva temporada.
Primero fue el tweet a Federico Pinedo, felicitándolo por
su corta, pero efectiva presidencia. No faltó el mensaje para el presidente
Macri, luego de su discurso en el Congreso: “Mauricio, ahora es mi turno” le
anunció Frank desde la cuenta de Twitterde House of
Cards. Pero lo más llamativo fue el camión de Frank Underwood, estacionado en
pleno centro porteño, que repartía choripanes a modo de campaña
presidencial, en sintonía con las costumbres locales.
Más
allá de las campañas publicitarias está la calidad del guión y de la producción
de este drama que
cautivó al público desde la primera temporada. Kevin Spacey, en el rol de Frank
Underwood, encarna todo lo que solemos considerar despreciable en una persona
y, sin embargo, el público lo adora. Su personaje es un congresista demócrata
que, motivado por una venganza, va escalando en Washington D.C. hasta
convertirse en el presidente de EEUU.
A
pesar de ser tan frívolo, despiadado y manipulador, su ambición inquebrantable
por el poder le da cierta admiración a este perverso personaje. La complicidad
entre el público y Underwood incluso se fortalece cuando le habla directo a la
cámara, rompiendo la cuarta pantalla. Un recurso poco común, pero que funciona
con naturalidad en esta ficción.
La
exposición de temas delicados vinculados con
el ámbito de la política también
es una de las razones por la que esta serie sumó tantos adeptos. El espectador
se siente atraído por ver cómo funciona el detrás de escena de la política, le
gusta ver la corrupción, las intenciones ocultas, el afán por sumar más poder,
la competencia sin límites. En algún punto es como un circo con diferentes
atractivos y la gente disfrutar de ver el show.
Una
quinta temporada ya está confirmada para el 2017, así que habrá Frank Underwood
para rato. ¿Logrará la reelección?
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