martes, 22 de diciembre de 2015

Un nuevo año más de “Bailando por un sueño”….


Por Gabriela Fabbro.

Anoche terminó “Bailando por un sueño” en su temporada Nº 10. Con menos rating del histórico a lo largo del año, aunque anoche la final llegó a medir 26 puntos de promedio durante tres horas, siguió liderando su franja y la pantalla de El 13. 

Marcelo Tinelli, entre bailes, candidatos políticos, humoristas y elecciones en la AFA, ofreció nuevamente un programa que sigue teniendo sus seguidores, pero que, especialmente, sigue alimentando a otros programas. Los llamados “programas satélites”, tales como “El diario de Mariana”, “Este es el show”, “Intrusos”, “Infama” por nombrar algunos, abrevaron en los contenidos del concurso de baile de Tinelli como cada año. 

Desde comienzos del 2015, la fórmula fue cambiando: con una propuesta más aferrada a los políticos y a nuevos mediáticos (Alberto Samid, Ergun Demir, Agustina Kampfer, Verónica Ojeda, Federico Bal) en el comienzo, con el protagonismo de dos excelentes humoristas como Campi y Freddy Villareal en su etapa de consolidación, Bailando terminó con un jurado diferente y el brillo de las parejas finalistas. 

Nuevamente el programa fue la nave insignia del canal, sobre la cual hablan programas de la misma pantalla como ajenos. Los políticos fueron a su escenario y en parte, fue un lugar de exhibición en plena campaña. ¿Estrategia correcta o exitosa? Muchos se lo siguen preguntando…


Sin embargo, la final de anoche estuvo cargada de emoción y buenos sentimientos. Algo que celebramos. Las dos parejas agradecidas y emocionadas con sus seguidores y votantes, defendieron el sueño por el que entraron, respetándose y reconociendo el crecimiento del otro. 

El jurado, con elogios para con el conductor, el equipo de trabajo de su productora y el clima que se vive en Ideas del Sur, tuvo participaciones amables y de mucha camaradería. Gran generosidad, buenos recuerdos y videos recordatorios de momentos tristes y felices a lo largo de varios meses en el aire ilustraron los distintos momentos de la noche, entre bailes y ritmos diversos. Padres emocionados, amigos que acompañaron, ex participantes compartiendo la fiesta, fueron los protagonistas donde primaron los valores, la alegría y las emociones. 

Bien por un programa que muchas veces encontró su atracción en los conflictos, las peleas mediáticas y los disvalores. Lejos quedaron el boxeador que ganó una final o los efímeros mediáticos. No sabremos qué camino seguirán los integrantes de las parejas finalistas en el futuro, quizás se vuelvan efímeras también, pero podemos augurar que tuvieron un buen comienzo, basado en el esfuerzo, el sacrificio por el otro y en el reconocimiento del trabajo en equipo, sensaciones que faltan en la Argentina actual. Enhorabuena por el programa, tantas veces criticado en estas páginas en el pasado.

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