Compartimos la siguiente entrevista de Silvina Esnaola a la Dra. Gabriela Fabbro, Directora del Observatorio, publicada en el diario El Argentino (Gualeguaychú, Provincia de Entre Ríos, Argentina).
Gabriela Fabbro es Doctora en Comunicación Pública (Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, Tenerife – España).
Licenciada en Artes (Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A.), también Docente de la Facultad de Comunicación (Universidad Austral) y entre su vasto currículum, es directora del Observatorio de la Televisión, un espacio de observación sistemática de los contenidos televisivos que analiza la calidad de las expresiones audiovisuales.
Sobre esto expuso en el Séptimo Foro nacional de Periodismo e Infancia, ocasión en que EL ARGENTINO aprovechó para preguntarle, entre otras cosa, qué televisión tenemos y qué televisión ven nuestros hijos.
“La televisión puede ser abordada en muchos aspectos. En su realización audiovisual es muy buena: hoy, todos los canales son digitalizados, el HD (sistema high definition, en inglés) está homogenizado, por lo tanto, desde la factura técnica es muy buena en general”.
“Otro aspecto que es un lujo son los actores: en ningún país tenemos un Julio Chávez, una Cecilia Roth, una Norma Aleandro en la ficción. Aquí el nivel de las interpretaciones es impecable”.
“Desde el punto de vista de los contenidos, el tema es qué valores o disvalores promueve: hay géneros que son más promotores de disvalores. En los noticieros, que ubicamos dentro del género de los referenciales, por su relación directa con lo cotidiano, hay muchos más disvalores”, afirmó.
“Siempre uso la figura de Gonzáles Requena, que dice “algo cotidiano es caminar. Lo que irrumpe es un tropezón. Pero se tropieza alguna vez”. ¿Qué hacen los noticieros?, preguntó, para responder “muestran los tropezones. Y cuando se muestra una sucesión de tropezones, éstos pasan a ser la realidad para el público. La excepción, el que mata, termina siendo la realidad, cuando hay millones de matrimonios que nos levantamos, trabajamos y no estamos matándonos”.
“Entre los reality o géneros híbridos Julián Weich y Marley son de los pocos conductores que en un género de entretenimientos promueven valores, respetan al entrevistado, destacan y valoran el esfuerzo. Todo lo demás, claramente es al revés: es ganarle al otro, el facilismo, la "cargada", ridiculizar al otro, estando pendientes del minuto a minuto, de las indicaciones que reciben por la “cucaracha”.
“En las ficciones, es donde se logra equilibrar esta balanza”, expresó, para señalar “las ficciones están metiendo temáticas: Montecristo, Resistiré o Vidas robadas instalaron temáticas que la sociedad comienza a tomar como una preocupación propia”.
“Y es fantástico que la ficción haga esto y lo haga tan bien”.
“Si sumamos buena técnica, buena ficción en general, la TV argentina se saca un 7. Lo que hay que mejorar es del 7 al 10. Pero aprobamos y bien. Hay mucho por mejorar, pero el diagnóstico no es apocalíptico”.
Los chicos y la TV
Un párrafo aparte merecieron sus consideraciones respecto de cómo influye en los chicos lo que ven por televisión, esa compañía cotidiana por estar encendida durante todo el día.
“La teoría -afirmó- no puede comprobar de manera taxativa que porque vean ficciones con contenidos violentos los chicos se vuelven violentos. Los hay violentos, pero esto no pasa por allí. Ellos saben diferenciar la ficción de la realidad. Y se ven más afectados por la violencia de los noticieros, porque eso no es ficción”.
“Se ha dicho que Tom y Jerry eran violentos, pero sigue siendo ficción y los niños cada vez tienen más claro eso. Desglosan la fantasía de la realidad, saben separar los dos niveles”, insistió.
De qué manera incide la violencia de los informativos, quisimos saber y Fabbro dijo “muchísimo, porque son noticias contadas para un público en general, con términos que ellos no comprenden”.
“El ideal es que no los vean solos, sino con un adulto que podrá acompañarlos y orientarlos, para que resignifiquen la noticia”.
Otra cuestión a atender es la cantidad de horas que los niños pasan frente a la TV y sobre esto, Gabriela Fabbro expresó “el ideal son dos horas por día. Y están en un promedio de tres a cuatro. Dos horas está bien, por el hecho de que son modos de conocimiento: los chicos ya no tocan los libros, sino que se basan en Google y Wikipedia. Hay que enseñarles a buscar, el gran tema es mirar con ellos”.
La propuesta del Observatorio de la televisión, trabajo del que Fabbro es directora, como se dijo, es muy rica y puede conocerse a través de Internet.
Participan profesores especializados en metodología y análisis de contenidos audiovisuales y sociales, expertos representativos de distintas áreas (educativas, sociológicas, mediáticas, religiosas, etcétera) y como dijo ella, “es absolutamente accesible a todo el mundo y recomendable para que se vea. Es la función social de la Universidad” y se lo encuentra ingresando al blog http://oteve-austral.blogspot.com.ar/
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