Si creíamos que "CQC" era un formato que ya estaba “gastado”, este
año nos sorprendimos con su vuelta de tuerca: cambió ironía y agresividad por humor.
Por: Estefanía Brid
Acostumbrados al uso de la ironía en todas sus formas, pensamos
que el “nuevo” CQC iba a transitar ese mismo camino. Sin embargo, la incursión
de un Roberto Pettinato en su mejor estado televisivo le dio un aire fresco al
programa. CQC dejó un poco de lado la ironía como herramienta principal para
usar el humor como leitmotiv de las
emisiones.
Y en mi opinión, fue un acierto. CQC se convirtió en un programa
menos agresivo, y más ameno a la hora de mirarlo. Quizás los que estaban
acostumbrados a la era Pergolini piensen que este CQC es más naif y menos jugado. Pero a los que
estamos cansados de la agresividad en la televisión, este CQC nos gusta más.
Nos hace reír sin perder esa cuota característica del programa, la que también
nos gusta, esa que denuncia, que deja en evidencia a los políticos que nos
gobiernan y a los que no.
También tenemos que aceptar que este CQC se “farandulizó”. Muchas de las notas que se emiten en el programa
tienen que ver con los famosos y con la relación en el mundo del espectáculo.
Incluso su sección de entrevistas (7 de negro) está destinada a eso. Sus
invitados son personas del mundo de la farándula, del espectáculo o de lo
mediático.
Pero a pesar de esto, el “nuevo” CQC acierta con notas más
interesantes a las que estábamos habituados. Si bien mantiene su “acidez” con
las típicas crónicas a políticos y la “toma de pelo” a famosos, pone al aire
temas de actualidad que nos interesan a todos.
Nuevas secciones, abordaje de la actualidad y sobre todo HUMOR es lo que el “nuevo CQC” nos brinda en la pantalla. Claramente otra vuelta de tuerca a un formato que pensábamos que ya estaba agotado…
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