Desde siempre, el principal nexo de conexión
entre el espectador y lo que se ve en pantalla fueron las historias. Tener un
buen libreto, un argumento original o con un giro dramático que despierte
interés eran los factores necesarios para poder llegar al público. Actualmente, el panorama es distinto: e l televidente está dejando de “seguir” a las ficciones, para focalizarse en sus personajes. El caso "Lost": un personaje para cada target.
Por: Juan Pablo Martínez
Hoy día, la historia dejó de ser el principal
atractivo. El punto fuerte principal de conexión entre el público y un
contenido, son los personajes. Por ello,
las ficciones tienen elencos cada vez más plurales, a los cuales delimitan en
tres categorías: personajes principales, personajes secundarios, y personajes
terciarios. Antes, los personajes con profundidad eran los
principales, y los secundarios y terciarios servían simplemente para
complementar las historias de los protagonistas. Éstos últimos eran
relativamente planos. Hoy esto ya no es así; todos los personajes tienen historias y
profundidad, para darles la oportunidad de que crezcan en caso de que el
público se conecte más con ellos, con sus conflictos, con su forma de comportarse, con los antihéroes y con los héroes. Esta conexión se produce en algún punto,
de forma real o aspiracional. Luego por supuesto está el actor, que debe "calzar" en un traje hecho a medida no de sí mismo, sino del personaje. Allí, si todas
las coordenadas se alinean, hay un personaje que tiene posibilidades de
conectar con la audiencia.
Anteriormente, en el caso de una telenovela,
había una pareja principal y luego
reparto. Pero todo giraba en torno a los conflictos de la pareja principal.
Luego aparecieron fuertemente los triángulos amorosos, adicionando siempre un
personaje más a la pareja principal. Por lo cual en la cartelería de promoción,
en lugar de aparecer dos personas, ahora aparecían tres. Pero si vemos las
ficciones de hoy día, aunque sigue habiendo personajes principales, los
elencos ya son “corales”. Y en ocasiones, las historias de los personajes de
reparto son tan, o incluso más importantes que la historia principal.
El caso de Graduados es un ejemplo. Daniel Hendler, Nancy Dupláa y Luciano Cáceres eran los protagonistas. Sin embargo, más allá de que el conflicto y secreto de ellos era un eje de la trama, la atracción de la serie pasó por la atracción de los personajes secundarios, como los interpretados por Juan Leyrado, Isabel Macedo, o el de la revelación Paola Barrientos.
El caso de Graduados es un ejemplo. Daniel Hendler, Nancy Dupláa y Luciano Cáceres eran los protagonistas. Sin embargo, más allá de que el conflicto y secreto de ellos era un eje de la trama, la atracción de la serie pasó por la atracción de los personajes secundarios, como los interpretados por Juan Leyrado, Isabel Macedo, o el de la revelación Paola Barrientos.
Este año la situación se repite con Los vecinos
en Guerra. Esta vez, el elenco es aún más amplio, y se lo hicieron saber al
espectador desde el comienzo, para poder capturar una audiencia masiva y
multitarget. En la gráfica de lanzamiento de la serie, una gran mesa de gente
comiendo un asado, marcaba el amplio elenco de personajes, de diversas edades y
características. Por supuesto, los principales se ubicaban en el medio, y a los
costados se iban mostrando los secundarios, de mayor a menor importancia. Los
menos relevantes, más lejos del centro.
Si uno no genera conexión con un personaje, lo hace con otro. Y da la posibilidad a que puedan surgir nuevas historias, si es que se busca potenciar alguno de ellos. Esta forma de conectar permite que se implementen estrategias drásticas en la historia, como cambiar radicalmente el género de la ficción, de un capítulo al otro. En 2009, el comienzo de Botineras (emitida por Telefe) fue fallido en números de rating, por lo que los productores fueron ingresando personajes secundarios para fortalecer la atracción de las historias. Frente a la imposibilidad de mejorar los números de audiencia, decidieron convertir lo que era una comedia en una historia policial. Asesinaron al personaje de Florencia Peña y, en una trama propia del esquema Agatha Christie, el resto de la tira trató sobre quién la asesinó. Los personajes secundarios pasaron a ser protagonistas.
Hoy, tres años después, la misma productora utiliza la misma estrategia con Los Vecinos en Guerra. Desde su estreno, la tira de Underground no tuvo una buena repercusión, por lo que fueron incorporando personajes para probar si la atracción hacia la tira aumentaba. Hace unas semanas, lo que era una comedia pasó a ser una historia casi netamente policial: potenciaron algunos personajes y tramas secundarias, y el personaje de Mike Amigorena fue asesinado. La intriga principal actual: quién lo asesinó.
Por supuesto, esto no siempre es efectivo. Si
al público se le “vende” una comedia familiar, cambiar de género es una
estrategia arriesgada, ya que puede haber una retirada de audiencia importante.
Los Vecinos en Guerra no sólo no crecieron, sino que empeoraron los números de
rating. Quien ya estaba viéndola, puede sentir que le cambiaron de programa y
deje de verlo. Y quien no lo veía, es difícil que se “enganche” en el capítulo
70, sólo porque comenzó una historia diferente.
Esta característica de conexión del público con
las ficciones sucede en Estados Unidos hace años, pero por supuesto de otra
manera. Los Soprano fue un caso analizado en el momento, ya que habían momentos
en que un personaje secundario era el protagonista del episodio, dejando al
personaje principal en un segundo y hasta tercer plano. Esto quebraba
radicalmente las reglas de las ficciones televisivas del momento. Pero, aun así,
no sólo mantenían sus niveles de audiencia, sino que aumentaban. Cuando CSI fue
estrenada en CBS, al poco tiempo las series sobre forenses comenzaron a hacer
auge en Estados Unidos. Incluso CSI tiene tres versiones diferentes. Las
historias entre ellas, en mayor o menor medida, son similares. La diferencia
entre todas: los personajes y las atmósferas.
El caso más emblemático quizás sea el de Lost.
Un grupo de personas perdidas en una isla, en donde por temporadas no se sabía
qué era lo que sucedía, y casi no había historia
principal. Su atractivo fueron los personajes y cómo se interrelacionaron entre
ellos. Lost tuvo un abanico plural de protagonistas, en donde cada personaje
estaba perfectamente delineado en sus conflictos dramáticos, para que cada uno
de ellos conectara con un target de audiencia en particular. A tal punto llegó
el seguimiento a ellos de forma por separado, que en los blogs sobre la serie
se analizaban características de ellos que ni siquiera estaban planteadas en el
guión, y de las cuales ni los propios productores de la serie se habían
percatado de que existían.
Las ficciones más exitosas del momento, de cualquier género que sean, son las que tienen personajes con complejidades dramáticas y reacciones muy cercanas a la realidad. Esto se traduce en que el público, de forma inconsciente, está dejando de “seguir” ficciones, para seguir personajes, como si fueran estrellas de rock. A su vez, en el caso de las series estadounidenses, las redes sociales se encargan de potenciar a los personajes por separado según los diferentes targets. Pero todos terminan fortaleciendo al producto principal.
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