martes, 31 de octubre de 2017

La campaña en TV, la sorpresa de lo ya conocido


Por Alfredo Solari.

No es novedad que las campañas políticas desde hace años no se realizan en las calles. Ni en las plazas, ni en concentraciones multitudinarias. Más allá de pocas y escasas excepciones, desde hace décadas esto ha cambiado.

La televisión fue quien captó el protagonismo de las campañas hechas por políticos y para políticos. Característica propia de la década del noventa, y claramente hoy potenciada por la aparición de las redes sociales que se incorporaron a esta metodología de difusión, ya sea informalmente a través de los trolls o dentro de una campaña formal como los debates de ”Cambiemos” en el vivo de Facebook.
Sin embargo en esta última campaña para las elecciones de medio término se presentó una característica distinta. Tanto por la forma y el medio, como por quienes las protagonizaron.

¡Resurgieron la TV y las masas!

La televisión volvió a ser el epicentro de las apariciones de los candidatos y de quienes arrastraban los votos de algunos de estos, que al no ser muy conocidos, debían tener esos buques que los remolcaran. Pero lo novedoso en esta oportunidad no fue el resurgir de la TV como espacio de exhibición, sino quién fue que se exhibió. Ver a Massa, a Carrió, Bullrich, María Eugenia Vidal, y muchos otros en la pantalla chica no asombró a nadie. Pero un primer plano de Cristina Fernández en un estudio de TV y no frente a un periodista adicto…, perdón adepto, sí fue novedoso.

Su raid mediático fue largo y sorpresivo. La sorpresa seguramente también fue para ella ya que no sirvió para mucho, pero se la pudo ver con Luis Novaresio en Infobae, con Gerardo Rozín en “Morfi”, con Chiche Gelblung en Crónica televisión, y hasta concedió una entrevista para El País de España.

Más allá de esta participación especial y no esperada, como lo introdujimos antes, lo otro reaparecido fueron “las masas”. En fin… “las masas” tal vez suene a mucho, pero la gente congregada en un determinado lugar de gran capacidad volvió a aparecer. Con ciertas características nuevas. Ya no son solo miles de militantes que, espontáneamente o no, se organizaron en ese espacio para apoyar a su candidato. Sino que pasaron a ser un elemento más de la escenografía televisiva. Es así como vemos  resurgir a este medio como algo vital para la comunicación. Una cancha de fútbol, o un centro de convenciones colmado de gente, pero todo esto puesto en función de la cámara. Es la cámara lo que le da entidad, y no al revés.

El escenario ya no responde a la lógica de la cuarta pared, sino que se ubica en el centro generando un anfiteatro en donde el candidato está rodeado los 360 grados por quien se supone será el protagonista en poco tiempo: el elector. 

Esta nueva puesta en escena no discriminó partido ni agrupación política. “Nosotros” los políticos le hablamos a la gente que “nos rodea” pero la cámara va a elegir siempre el mejor perfil. Va a decidir qué mostrar y cómo mostrarlo. Es decir, no ya a la masa televisada, sino a la masa (escasa) televisiva.

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