Por Magdalena García Pena.
En 2009
un grupo de productores de la televisión pública noruega convertía un viaje
ordinario de siete horas en tren en un nuevo concepto para hacer televisión,
hoy conocido como Slow TV.
Se trata de
transmisiones maratónicas de actividades que duran horas o días, como un viaje
en barco, una sesión de pesca o un fuego ardiendo en la chimenea. Suceden en
tiempo real y llevan un mínimo trabajo de edición. Las imágenes fluyen sin
ningún hilo conductor más que la propia realidad.
La
emisión que le dio vida a este nuevo género televisivo fue la del BergenBanen,
un tren noruego que va de Oslo a Bergen en siete horas. La televisión pública
noruega, NRK, transmitió ininterrumpidamente desde el tren durante 436 minutos
mostrando los paisajes que recorre en tiempo real. Aunque suene poco atractivo,
más de un millón de espectadores siguieron la transmisión, marcando el éxito
inicial de este fenómeno.
Esta
nueva forma de reality TV es la
antítesis de lo que hoy se acostumbra a ver en la televisión. Frente a
contenidos intensos, efímeros, ágiles, a veces superficiales, la televisión
lenta propone detenerse en una escena durante varios minutos e invita a
descubrir detalles, involucrarse con la situación y despertar la imaginación.
Algunos
cuestionan la falta de sentido de estas transmisiones, pero los ratings confirman
su éxito: 3.2 millones de espectadores (la mitad de la población noruega)
siguieron la transmisión en vivo del barco Hurtigruten por las costas del país
durante cinco días (134 horas) seguidos, convirtiéndose en la emisión
ininterrumpida más larga de la historia. Incluso Netflix se percató del éxito
de este fenómeno y ya adquirió los derechos de once transmisiones del Slow TV
noruego.
Otros
episodios incluyen la competencia nacional de tejido que duró 12 horas, la
noche nacional de la leña que incluyó 8 horas de transmisión de un fuego
ardiendo en la chimenea, y un reality
sobre pájaros que duró 14 horas mostrando cómo se comportan estas aves en un
plato lleno de alpiste.
Son
situaciones que no trascienden lo ordinario y rozan lo aburrido, sin embargo,
cada vez más televidentes eligen disfrutar de este fenómeno. Quizás, para
muchos represente una forma de frenar y escapar de los tiempos acelerados de la
vida real.
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