El Observatorio de la TV (OTV) publicó los resultados del Índice de
Calidad Televisiva (ICT) 2014, una herramienta de carácter cualitativo que
el OTV difunde desde hace ocho años. Esta medición sirve para contrastar con
criterios cuantitativos como el rating y se presenta como una lectura de la
programación televisiva desde sus contenidos. Para los auspiciantes, es una
mirada seria sobre cómo sus productos quedan asociados a contenidos apropiados
o no, según las características y valores de sus marcas.
Elaborado a partir de los análisis bimestrales
tomados entre abril y noviembre, sobre todos los programas de la grilla de los
cinco canales de la televisión abierta argentina (América, Canal 7, Canal 9,
Telefé y Canal 13), el trabajo analiza, principalmente, la calidad técnica
y la adecuación a la realidad de los programas, además de la oferta genérica.
Por calidad técnica, se evalúa cómo ha
sido la representación audiovisual de cada uno, es decir, cómo ha sido el uso
de la iluminación, de la banda sonora, de los efectos, las intencionalidades de
los encuadres, el criterio de montaje, la actuación de los actores o de los
personajes. Es decir, todo lo que permita que una realidad sea mostrada a
través de los elementos de la puesta en escena.
En cuanto a la adecuación a la realidad,
se analiza cómo cada programa construye un verosímil propio. Esto se basa en
que toda la programación televisiva puede clasificarse en tres grandes
macrogéneros: los referenciales (de directa relación con la realidad:
noticieros, documentales, programas de debate político), los ficcionales (que
construyen mundos propios que se relacionan más o menos directamente con la
realidad: telenovelas, dramas, series, unitarios) y los híbridos, (aquellos
programas que se relacionan con la realidad pero su modo de contar y/o mostrar
es ficcionalizado (reality show, talk show, docudramas,
etc.).
Por lo tanto, se mide cómo cada programa respeta su verosímil. Un
personaje de una telenovela puede hablar de modo vulgar, y si el personaje
integra el elenco de una novela costumbrista y además es anafalbeto, es creíble
que hable así, por lo tanto, es adecuado para lo que quiere representar. Por el
contrario, en un noticiero, su conductor no puede hablar de modo vulgar porque
en ese género se espera un uso cuidado del lenguaje. Si lo hace, rompe su
verosímil y eso hace bajar su calidad en el parámetro de adecuación a la
realidad.
Los tres grandes criterios para evaluar esta adecuación son: el uso del
lenguaje, el grado de verosimilitud con las convenciones del género y los
valores o disvalores promovidos. Por ejemplo, en un programa la ironía puede
ser un valor, porque implica un modo inteligente de tratar la realidad a partir
de una clara ideología; en otro, la ironía puede ser la base del destrato a un
participante, de este modo, cambia la lectura según cada verosímil.
Según las mediciones de 2014, Canal 7 y Telefé fueron
quienes tuvieron el mayor ICT. Ambos estuvieron primeros en dos períodos, pero
Canal 7 obtuvo mayor puntaje en el total. Se destaca, además, que Canal 7 haya
obtenido el 100% de CALIDAD TOTAL en casi dos ocasiones.
América fue el único canal que se mantuvo en general
en la misma posición: último puesto.
El análisis evidencia que los programas del género
híbrido son los que bajan los índices de calidad televisiva. Suelen
trabajar con la cotidianidad de manera banalizada o frivolizada, y el carácter
de espectacularización que los tiñe atenta contra la calidad del contenido en
sí. El sueño, como eje del programa Showmatch, pierde su valor al verse
superado por un tratamiento exagerado basado en los conflictos y la burla.
En función del análisis anual, el valor que más se dio fue el de la
reflexión anterior y posterior al accionar, que claramente evidencia que los
personajes, entrevistados y/o conductores emiten juicios de valor, o realizan
actos que luego son evaluados desde las consecuencias que estos suponen. Los
programas ficcionales son los que más lo utilizan. Ejemplos de ello son: En
terapia (Canal 7), Somos familia (Telefé), Camino al amor (Telefé), Viudas e
Hijos del Rock and Roll (Telefé), Guapas (Canal 13); Línea de tiempo (Canal 7).
El disvalor más desarrollado en esta oportunidad
fue el de la vulgaridad en la apariencia y en el trato. Los híbridos
(macrogénero que junto a la ficción predominan en las grillas), aportan este
disvalor al banalizar sus contenidos. Los disvalores de lo light,
de la obsesión por al aspecto externo de la persona, la importancia del “aquí y
ahora”, del facilismo, fueron puestos en escena en casi todos los programas
asociados a este género. Además, se vio un trato displicente, sobrador,
desmerecedor de participantes, panelistas, que provocaron una clara caída en la
variable del lenguaje y su adecuación a la realidad. Este disvalor se evidenció
en: Intrusos (América), Bendita TV (Canal 9), Showmatch (Canal 13) y Este es el
show (Canal 13). Algunos de los programas que más aportaron a las mediciones positivas de
calidad fueron: En terapia (Canal 7), Los 8 escalones (Canal 13), Línea de
tiempo (Canal 7) y Somos familia (Telefé).
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