Por Gabriela Fabbro.
Hoy
esta pregunta se vuelve muy pertinente, pensando en las diferentes maneras que
tenemos de relacionarnos con los programas de TV a los que seguimos finalmente.
Miramos
una serie en la pantalla del televisor, la bajamos de Internet, realizamos un BingeWatching (o atracón de series) en
una tarde de sábado, compramos todas las temporadas o simplemente estamos en el
horario central frente a la ficción que un canal abierto nos ofrece…
Y seguimos a sus personajes, sabemos cómo reaccionarán frente a los conflictos, nos ponemos en el rol de protagonistas, sentimos, reímos y sufrimos con ellos.
A
raíz de las escasas investigaciones con carácter empírico realizadas sobre la
identificación de la audiencia con los personajes de la ficción y del entretenimiento
mediático, el Observatorio de la TV realizó un estudio con jóvenes estudiantes
universitarios que descubre cómo esa identificación es una variable explicativa
para comprender el agrado por la ficción audiovisual.
Para
conseguir estos resultados, se han correlacionado datos obtenidos en jóvenes
universitarios de la Argentina y de España. También se ha analizado la
evaluación cognitiva provocada por el capítulo de ficción propuesto. Esta
investigación fue relevante para comprender el comportamiento y la respuesta de
las audiencias ante las producciones de entretenimiento audiovisual.
Para
la presente investigación, se ha escogido el episodio siete de la segunda
temporada de The walking dead, serie de
ficción elegida por los altos índices de audiencia en ambos países.
Thewalkingdead (Los muertos vivos) es una serie de televisión desarrollada por
Frank Darabont y basada en la serie de cómics homónima creada por Robert
Kirkman y Tony Moore, que actualmente se publica por la editorial Image Comics. Hemos
aplicado una escala de identificación, compuesta por 17 variables que mide una serie
de procesos psicológicos que surgen mientras se proyecta al episodio abordado.
Los
resultados ofrecen que nos acercamos a una ficción por una empatía cognitiva
(capacidad de comprender o ponerse en el lugar de los protagonistas, por una
empatía emocional (esto es implicarnos afectivamente), por la capacidad de
fantasear (es decir, anticipar situaciones e inferir consecuencias del accionar
de los personajes) y por la ilusión de volvernos protagonistas (sentir la
ilusión de que cada uno de nosotros lo es).
Estos
últimos años han sido en los que el género ficcional ha monopolizado las
pantallas, a través de telecomedias, comedias dramáticas, unitarios, y
especialmente series y webseries. Locales como extranjeras, en televisión
abierta, cable o Internet. Claramente la audiencia busca historias con las
cuales sentirse identificadas y serles fiel, es un pacto que cumplimos cada vez que nos sentamos frente a una pantalla.
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