Por Sergio Cobo.
Universidad de Sevilla.
La necesidad del relato es intrínseca
al ser humano desde el comienzo de la historia de la comunicación. A partir de
las pinturas rupestres, el Código de Hammurabi, los jeroglíficos egipcios o la
historia universal se ha optado por la construcción de una narración. Desde niños
cimentamos nuestra realidad basándonos en relatos ficcionales o factuales que
nos explican el entorno que nos rodea. Cognitivamente entendemos y recordamos
mejor los datos y situaciones cuando hay una historia alrededor. En este
contexto, el storytelling habla de la necesidad de narraciones
para entender nuestra realidad ya sea desde la más sencilla a la más compleja.
Esto lo entendió la hipertelevisión muy pronto y los formatos híbridos se
disfrazaban de experimentos sociológicos o antropológicos para ocupar un espacio
en los informativos[1].
El juego expresivo se basa en
estructuras narrativas que presentan los hechos como lógicos o causales frente
al espectador. La espectacularización de la política y su conversión en
contenido audiovisual masivo ha provocado que los nuevos formatos audiovisuales
no queden fuera de la campaña de los partidos. A este respecto, la cantidad de
seguidores en redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram,
se usan para determinar, en algunos casos, el seguimiento o aceptación de los
partidos entre los usuarios. Sin embargo, muchos de estos followers no
son reales y son cuestionados; un ejemplo de esto son las subidas de seguidores
del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy[2]. Así pues, no solo
se trata de tener un apoyo masivo, sino además de comprobar la calidad de los
seguidores. En este sentido, los llamados bots, o perfiles de bajo
perfil, son cuentas creadas con el único propósito de engordar el número de
suscriptores. A pesar de que esto, por tanto, nos da una información sesgada y
no demasiado útil a nivel cualitativo, todos los partidos luchan por ganar de
manera cuantitativa en las redes sociales. Resulta significativo en el caso de
Argentina, puesto que la diferencia de seguidores que existe entre la cuenta de
Cambiemos con 18000 y la de Unidad Ciudadana con 52500, no se acaba reflejando
de igual forma en las urnas. De igual modo, frente a los 4,28 millones de
seguidores de Mauricio Macri se sitúan los 5,04 millones de Cristina Kirchner.
Esta diferencia sustancial entre partidos y personajes parece apuntar que la
presencia en redes sociales se produce de forma más personalista y menos
partidista[3].
No obstante, la forma de hacer política
ha variado sensiblemente, las cifras son olvidadas y a veces poco relevantes,
pues se recurre al relato basado en la emoción. Es por ello que la campaña
electoral salta de la televisión a las redes sociales, los debates se
convierten en GIFS, memes y en estrategias de marketing, que incluso es aprovechada por alguna empresa audiovisual -la campaña de promoción
de House of Cards en Buenos Aires es un buen ejemplo de ello o
la reciente campaña de la tercera temporada de Narcos en
Madrid[4]-.
Es un momento
presente donde la micronarrativa y la inmediatez del like parecen
primordiales en las estrategias de campaña. Frente a estos microrrelatos me
resultaba especialmente interesante ver la estructura narrativa que daba la
televisión en Argentina de un período electoral como las PASO.
Paralelamente a las formas contemporáneas de micro–relatos, narrativas y mensajes, la televisión se planteaba como el discurso político clásico con más tiempo
para su desarrollo. Un tratamiento televisivo que daría para un artículo de
investigación en profundidad pero que se podría resumir de forma
crítica-valorativa en una división del relato en tres actos con un final
abierto por suspensión.
La noche electoral empezaba en
apariencia con un victoria clara del grupo Cambiemos, lo que en un principio se
trataba de una estabilidad y reafirmación del gobierno actual. Se podría decir
algo así como una continuación de la narrativa seriada que terminó hace dos
años con la victoria de Mauricio Macri. En un largometraje, la introducción de
los personajes y tramas se produce en los primeros treinta minutos del metraje,
donde el espectador puede entender la diégesis. En este caso, si reemplazamos
el minutado por escrutinio, podemos ver cómo el primer punto de giro se produce
con apenas un treinta por ciento del porcentaje escrutado. En este momento, los
presentadores hablan de una victoria de Cambiemos y la formación política
festeja su victoria.
El segundo acto del espectáculo
televisivo comienza con el vaciado del set de Cambiemos, pasan
las doce de la noche y Unidad Ciudadana sigue desaparecida. En este acto los
presentadores animan al espectador hablando de una posible remontada de Unidad
Ciudadana, que en ese momento parece ciertamente complicada.
No obstante, llega
el tercer acto, la televisión espera la aparición de Cristina Kirchner y su
discurso. Con una retórica puesta en escena, la candidata habla de victoria
ante lo que parece un empate técnico. Hay que recordar que en el primer
acto se nos anunciaba a Cambiemos como los vencedores, y ahora Unidad Ciudadana
cierra el tercer acto con un discurso de victoria. Mientras los presentadores
se cuestionan sobre quién es el auténtico vencedor y discuten sobre esto, la
audiencia mira atónita e impaciente el show y la batalla
electoral se desarrolla entre los rating de C5N y TN. Mientras
tanto, la televisión completa un espectáculo televisivo cargado de detonantes y
giros dramáticos. Cómo espectador me siento confuso, no tengo claro si ambos
ganaron o ambos perdieron pero consiguieron mantener mi tensión dramática hasta
casi las 4:00 de la mañana.
[1]Quizás el
caso más relevante en España se produce de la mano de Gran Hermano. En la
siguiente nota se apuntan algunas de las claves del cambio del formato: http://www.unav.edu/web/vida-universitaria/detalle-opinion2/10/04/26/diez-a%C3%B1os-de-gran-hermano?articleId=259424
[2]Para más
información acerca de este caso pueden consultar: http://www.eldiario.es/politica/Rajoy-aumenta-seguidores-Twitter-solo_0_299920116.html
[3]A pesar de la aparente victoria en
redes de Unidad Ciudadana y Cristina Kirchner es interesante consultar el texto
“La ruta digital a la presidencia argentina. Un análisis político e
hipermediático de los discursos de Mauricio Macri en las redes sociales”qué analiza las
estrategias de comunicación política llevada por Cambiemos y
Mauricio Macri en los últimos años y su importancia en la victoria electoral.
[4]La campaña
hace una alusión directa al gobierno español y algunos de los casos de
corrupción política. Para más información sobre la campaña de la tercera
temporada de Narcos: http://www.publico.es/tremending/2017/08/27/narcos-netflix-trolea-a-rajoy-con-un-nuevo-cartel-en-la-puerta-del-sol/
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