domingo, 2 de abril de 2017

Un reality show donde la salud no es una cuestión de mucho peso


Por Alfredo Solari.

Dentro del circo mediático 2017, reaparece uno de sus más importantes maestros de ceremonias. “Cuestión de peso” estrenó su nueva temporada con algunos cambios reales y mucho gatopardismo.

Este programa está producido por Endemol y transmitido por canal 13 ya desde el año 2006, cuando hizo sus primeras apariciones.  En el rubro de la conducción, primero estuvo Andrea Politti, luego Claribel Medina y llegamos al 2017, con un nuevo cambio de timón, ahora el conductor es Fabián Doman.

El argumento no es nuevo. Un grupo de participantes compite en una suerte de clínica televisiva para poder bajar de peso y dejar atrás uno de los más graves problemas de salud de la actualidad como lo es la obesidad.

Nadie puede poner en tela de juicio las buenas intenciones de un ciclo como este que trabaja y difunde esta enfermedad y la necesidad de ayudar a quienes la padecen (el ciclo fue el principal impulsor de la ya sancionada “ley de obesidad”). Pero, como suele ocurrir, el formato de reality show le juega muy malas pasadas (espectacularización  y banalización de situaciones graves y complejas desde lo médico, ridiculización de los participantes, entre otros) casi hasta transformarlo en algo contraproducente.

Es indivisible el concepto de escándalo con el de reality, y “Cuestión de Peso” ha hecho honor a esta premisa. Ya no es secreto para nadie la enemistad que supo haber entre la primera conductora del ciclo, Andrea Politti, y el alma mater del programa, el Dr. Cormillot. Su mala relación se hizo pública luego de la finalización de la temporada del 2008 donde hubo hasta denuncias de malos tratos por parte de la actriz y conductora.

Hoy, con la temporada 2017 recién estrenada, los escándalos no se hicieron esperar. El Dr. Alberto Cormillot, a pocos días del estreno, amenazó con renunciar al programa ya que denuncia que el formato de reality  no deja lugar a la reflexión y al trabajo en pos de la salud,  primer objetivo que el prestigioso médico tuvo al comenzar su participación en la emisión. 

Las peleas, escándalos, situaciones bizarras y demás herramientas genéricas coparon las horas de transmisión y dejaron atrás las intenciones que “Cuestión de peso” tiene de colaborar con el bienestar de sus participantes y la sociedad. Claro está que este conflicto entre los miembros de la producción también se desarrolla en esa misma cancha. Cruces entre el nuevo conductor y el médico en cámara, idas y vueltas, y demás discusiones mediáticas que no hacen más que profundizar la misma situación denunciada.

En fin, todo alimenta más al show. Y es no precisamente una alimentación saludable.

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