Por Javier Bruggia.
Una serie que retoma
los temas más populares de las propuestas de ficción de Netflix con una fórmula
ganadora.
“Ozark”, la nueva
apuesta de ficción de Netflix, tiene todo lo que una serie exitosa
estadounidense debería tener: lavado de dinero, problemática de drogas, caos,
engaños y drama familiar. Pero esto no es casualidad. Netflix es una de las
plataformas con más información sobre el comportamiento de sus usuarios: sabe
qué tipo de contenido prefiere, cuándo lo prefiere consumir y cómo lo hace
también.
Los fanáticos de
programas como "The Blacklist", "House of Cards" y
"Narcos" se van a enamorar de "Ozark". Los datos que son recopilados
por Netflix se convierten luego en un estudio de mercado que permite crear
ficción prácticamente “a pedido”. Se rescatan los temas principales, géneros y
tipo de personajes más atractivos, y se crea con eso un combo ganador. Es la aplicación
más concreta a la ficción del fenómeno de “Big Data”.
La serie parece
inspirarse en “Breaking Bad”, pero ofrece un giro inesperado. Los datos
principales siguen estando ahí: un hombre ordinario que se convierte en un
criminal, pero en este caso él no está muriendo de cáncer. Su primer
propósito no es altruista. Marty es un personaje que ve la posibilidad de hacer
mucho dinero y la toma. Además, la familia juega un rol muy importante en la
serie ya que no se les va a ocultar nada, sino que se convertirán en testigos y
cómplices.
Jason Bateman, Laura
Linney, Sofia Hublitz y Julia Garner ofrecen actuaciones de primer nivel en un
piloto sumamente explosivo. Los próximos 10 capítulos de la temporada de este
thriller dramático no se quedan atrás. Los personajes son prácticamente anti
héroes con los cuales podemos sentirnos relacionados y que generan empatía
total en el espectador. Una serie imperdible.
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