Por Gabriela Fabbro.
El Observatorio de la Televisión (OTV), el espacio de la Facultad
de Comunicación que se propone estudiar
el fenómeno televisivo desde una perspectiva integral, celebra diez años de su principal
herramienta: el Índice de Calidad Televisiva (ICT).
Desde 2005, el OTV busca generar espacios públicos
para la discusión y la puesta en práctica de mejoras en la calidad televisiva a
partir de mediciones e investigaciones desarrolladas sobre los contenidos de la
televisión nacional e internacional.
Tal como señala el OTV en el balance de estos diez años, durante
este tiempo la televisión abierta ha ido perdiendo encendido y espectadores. La
TV paga y la popularización de los servicios de streaming y ondemand provocaron
la transformación del modo tradicional de ver “televisión”, que se ha
convertido en un fenómeno cada vez más restringido, que debe reinventarse y
adaptarse para sobrevivir.
En el ámbito local, la televisión sigue siendo un referente
muy fuerte para la audiencia. Los espectadores que se fueron de la televisión
abierta, migraron hacia plataformas de nuevos contenidos, por cable, satelital,
ondemand (OTT) o por Internet.
El primer territorio de fuga de los televidentes fue hacia la
TV paga (cable o satelital),que hoy prácticamente supera en audiencia a la TV
abierta.
La tradicional pantalla, el público joven que se alejó de la
TV abierta, el cable que lucha por sostener su audiencia, y el crecimiento
exponencial de las redes sociales que alcanzan miles de millones de visitas
diarias con videos gratuitos han sido los principales factores de la transformación
de la televisión abierta.
Según el OTV el secreto de la supervivencia está en
los contenidos. Hoy, no se construyen marcas ni programas, se construyen
historias. El desafío está en que creativos y guionistas puedan generar
historias con las que el público se pueda identificar.
Diez años del ICT, 10 años de TV
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El ICT se ha aplicado durante 10 años ininterrumpidos, tras
un año de prueba piloto de la herramienta.
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Se confeccionaron 53 informes ICT bimestrales y 11
anuales.
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Se analizaron 530 programas de la televisión abierta
argentina correspondientes sus cinco canales, y sus tres macrogéneros (ficción,
híbrido y referencial).
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Se vieron más de 4000 horas de televisión para lograr
conclusiones acerca del estado de la TV en relación con la calidad de sus
productos, y con los valores y disvalores que estos proponen, entre otros
indicadores.
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En 10 años la
unidad del bloque ha casi desaparecido y ha sido reemplazado por la PNT.
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En los primeros
años del OTV se violaban los horarios de inicio y cierre de los programas. Hoy,
se han estabilizado y el cumplimiento de los mismos es más riguroso.
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La Ley de
Servicios Audiovisuales (2009) trajo cambios positivos en la programación
televisiva, tanto en la distribución de sus contenidos, como en la diversidad y
el cumplimiento del horario Apto para todo público.
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Hay una
tendencia hacia los géneros impuros. Esto aumenta la homogeneización del
discurso a partir de la hibridez genérica.
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Existe una
estrategia de contraprogramación desde la misma oferta: si un canal obtiene un
éxito con un género, para competir, el otro canal coloca el mismo género en el
mismo horario: redunda en falta de creatividad y de innovación.
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Los canales
basan parte de su oferta televisiva en la autorreferencialidad. Una “ventana
que se cierra sobre sí misma”: los programas de televisión hablan cada vez más de
la televisión.
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La idea de
programar se reemplaza por la de flujo programático.
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En los últimos
años, la llegada de Netflix ha propiciado una mayor exigencia por parte del
televidente y ha disminuido el nivel de rating que los programas de la
TV abierta solía tener. Actualmente, el promedio es de 12 puntos para una
ficción exitosa, mientras que diez años atrás el promedio exitoso superaba los
25 puntos.
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El rating minuto a minuto, aún vigente en
Argentina ha jugado un papel importante en la degradación de los contenidos;
programas que merecían ser acompañados por la audiencia fueron levantados
raudamente. Al mismo tiempo, perjudicó la escritura de ficciones de calidad,
cuyos argumentos fueron modificados sobre la marcha en pos de un mejor rating. Esto habitualmente distorsiona
los conflictos propuestos y los vuelve poco verosímiles.
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Las redes
sociales y las plataformas online son parte del panorama actual y
contribuyen a modificar la situación de la televisión. Hoy los televidentes no
son sólo receptivos, sino también creadores. A partir de sus participaciones,
modifican los productos.
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A lo largo del
tiempo, los canales que mejores resultados han obtenido en el ICT son Canal 13
y Telefe. La TV Pública también ha logrado buenos índices y ha alcanzado el
primer lugar en algunas oportunidades. Habitualmente, los dos primeros obtienen
buenos puntajes a nivel calidad técnica mientras que la TV Pública ha logrado
altas mediciones por la propuesta de valores y diversidaden su programación. En
los últimos años,la TV pública ha crecido en calidad técnica y de contenido.
América ha mantenido el tercer puesto a lo largo de los diez años y se ha
consolidado como el productor de contenidos en vivo durante todo el día de
emisión. Canal 9 ha mantenido el último puesto, demostrando su búsqueda por una
identidad que no encuentra, basada en algunas producciones propias repetidas,
pocas novedosas y mucho material enlatado.
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En estos años,
los géneros de ficción e híbridos han competido por el rating y la
captación del público.
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Las ficciones
extranjeras fueron ganando lugar en las grillas de programación de los canales
de TV abierta.
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Los programas
del género híbrido son generalmente los que peor medición obtienen en el nivel de
Adecuación a la Realidad. En general, los programas de este macrogénero,están
relacionados con temas de convivencia y generan múltiplesdisvalores.
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Los programas del
género referencial son aquellos que mejor medición tienen en cada canal. En su
mayoría,proponen debates y hacen una evaluación de la realidad desde una
perspectiva editorial explícita en la mayoría de los casos.
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La TV local
cuenta con grandes actores provenientes del cine y del teatro nacional,
especialmente, en los roles protagónicos y secundarios de las ficciones. Este
fenómeno es poco común en televisiones extranjeras.
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El principal
disvalor transmitido es la violencia. El principal valor transmitido es el amor
y sus derivados.
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