Por Estefanía Brid.
En marzo de este año se estrenó, en la plataforma de Netflix, la miniserie “13 Reasons
Why”, en castellano “Por 13 razones”. Esta historia contada en 13 capítulos más
un especial, está basada en la
novela de mismo nombre, asociada
al estilo del drama
adolescente de Jay Ashe, que fue adaptada por Brian Yorkey para la plataforma de streaming norteamericana.
En un principio,
Universal Studios había comprado los derechos de esta novela para realizar una
película, proponiendo a Selena Gómez para el papel de la protagonista. Pero en
2015, Netlifx anunció que finalmente se estaba preparando una adaptación
televisiva de la mano de la productora Anonymous Content y Paramount
Television, y con Selena Gómez como una de las
productoras ejecutivas.
La serie cuenta la
historia de Hanna Baker, una estudiante de secundaria, que se suicida y antes de hacerlo graba siete cassettes, de ambos lados (excluyendo el último), en donde relata las razones y más puntualmente las personas, que la llevan a tomar
esa extrema decisión. La serie enfoca el relato
desde otro de los protagonistas, Clay Jensen, compañero y pretendiente de
Hanna, que es quien escucha cada una de las cintas y va conociendo el
padecimiento que ella sufre en un mundo juvenil que le es hostil.
“13 Reasons Why” tiene un objetivo noble que es plantear ante la
audiencia todas aquellas situaciones posibles que pueden afrontar los
adolescentes y que pueden afectar su desarrollo personal. Sin embargo, al
narrar la historia sólo desde un personaje se torna a veces poco verosímil.
Parece improbable que sólo a Hanna le sucedan absolutamente todas las
situaciones. En ocasiones, el exceso perjudica al relato.
También hay que destacar que “13 Reasons Why” se torna violenta en sí
misma sin necesitar serlo. En busca del efecto, los últimos capítulos
utilizan de modo abusivo la
violencia y la espectacularización de situaciones muy chocantes. Muestra
demasiado sin que el relato así lo requiera, porque además, ya desde el primer capítulo sabemos la
decisión que toma Hanna. Y si bien Netflix coloca carteles de alerta al
comienzo de algunos episodios, estos no bastan a la hora de proteger a los
menores de ver esas imágenes. Es una serie que está dedicada a los adolescentes,
a que ellos entiendan qué es lo que pueden afrontar en los ambientes en lo que
se mueven. Sin embargo, el relato audiovisual que se eligió no permite que
estos menores se expongan a las imágenes sin el acompañamiento debido de sus
padres.
Bullying, hostigamiento,
violencia verbal, acoso sexual, falta de sentido de pertenencia, son algunos de
los temas que aborda este serie a
lo largo de sus 13 capítulos. Si bien nada de todo esto es ajeno a lo que se
vive en muchos establecimientos de la Argentina y del resto del mundo, verlo
plasmado todo junto en la pantalla se torna abrumador. Pero lo importante de la
realización de una serie de estas características es justamente analizar si la
moraleja que transmite es la correcta, y “13 Reasons Why” lo consigue. Por
medio de la representación de la culpa de uno de sus personajes principales, la
interpelación a las instituciones educativas y el papel fundamental de los
padres como ejes primordiales de la narración, se logra el propósito concientizador.
“13 Reasons Why” se convirtió en un fenómeno televisivo en pocos días.
Recibió muchísimos comentarios en las redes sociales y varías críticas
positivas en un ambiente en donde tratar temas como el bullying es de por sí un desafío. Sin embargo,
pateó el tablero y demostró que la televisión también puede hacerse eco de
problemáticas actuales como estas. Si bien instaló el tema, es una pena que
haya utilizado la morbosidad como condimento para generar
controversia y conseguir popularidad sin necesidad alguna desde el relato.
En una época en la que la temática del suicidio adolescente está
siendo tratado por los medios, el juego "La ballena azul" lo ha ratificado
recientemente, es recomendable pensar en cómo se transmite esta temática que
hoy está al alcance de niños, niñas y adolescentes. Siempre es bueno hablar de
los temas que nos preocupan, el tema es el cómo. Para algunos, la serie lo
trata sin deseo de estimulación o apología, y por supuesto, sin deseo de
reacciones por imitación pero quizás esto no alcanza para la concientización.
La psicóloga e investigadora en temas de infancia y adolescencia, Sonia Almada
afirma: “Hablar de lo que nos pasa, hace bien, aunque duela, pero hay que ser
cuidadosos en cómo tratar el tema”.
A principios de mayo se anunció que la serie tendrá una segunda
temporada, y ya aparecieron los primeros avances. ¿Qué pasará con los demás
personajes? ¿Hanna Baker tendrá justicia? ¿Las autoridades escolares tomarán
cartas en el asunto para que lo que pasó no vuelva a ocurrir? Estos son algunos
de los interrogantes que esperan resolución. Esperemos que la 2da temporada de
“13 Reasons Why” proponga menos violencia y más análisis.
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