Por Milagros Prado.
La
casa de Gran Hermano está latiendo, y más rápido que nunca. Una nueva edición,
ahora por América, muestra, ya en la primera semana de aire, el desenfreno del reality más polémico del país.
Una nueva
generación de "Gran Hermano" se comenzó a transmitir por América, como ya hace varios años, de la mano
de Jorge Rial como conductor. Desde el momento del casting, el programa mostró
su intencionalidad: ser la edición más controversial hasta la fecha. Una de las
características del proceso de selección fue armar un revuelo mediático a su
alrededor. Así se barajó la posibilidad de que ingresara una participante embarazada
y hasta un procesado acusado de violación.
Finalmente
ingresaron a la casa una mujer víctima de abuso sexual y un exconvicto. ¿Dónde
se encuentran los límites televisivos? ¿Vale todo por alcanzar el rating? La
degradación en el tipo de participante elegido nos preanuncia una edición del
programa poco alentadora. En la primera semana de aire, los
concursantes explotaron la mayoría de los recursos polémicos: la primera
relación sexual, un beso entre dos hombres, los desnudos y más.
Lejos quedó la
idea de un programa que simula un experimento social. El actual objetivo es
crear revuelo con las situaciones límite que muestran, utilizando a la morbosidad como principal recurso. Los
participantes ingresan con plan de ser escandalosos: una de
las concursantes cuenta con un video sexual previo a ingresar al concurso y explicitó que desea
tener sexo dentro de la casa.
"Entrar a
jugar" es la consigna de los participantes, no importa el costo. Hay una
falta de solidaridad que se reemplaza por un egoísmo de ganar, aunque eso
signifique perjudicar al otro. Además, hay agresión verbal entre los
"hermanitos", que se descalifican mutuamente. Como diría el teórico
de la comunicación Jesús González Requena, “presenciamos el concepto de pornoterror llevado a su máxima
expresión: la degradación de la persona por un poco de fama. Sólo importa la
espectacularización y el impacto en el espectador, para generar más rating.”
Lo más grave es que no se respeta el
horario apto para todo público. Los más pequeños pueden acceder a los
contenidos de este programa en cualquier momento del día, en cualquier otro
programa satélite de la nueva edición del formato creado por Endemol. Lo que
nos preguntamos es ¿son estos los valores que la televisión necesita transmitir
para supuestamente convocar más público frente a su pantalla?
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