Por Alfredo Solari.
Pocos son los ejemplos
tan claros de autocreación de un perfil artístico como es el caso de Julián
Weich. Las carreras artísticas, por lo general, son zigzagueantes, cambiantes,
polimórficas. Es claro que muchos artistas logran crearse un perfil propio,
pero muchas veces ello está más relacionado con el encasillamiento de los
productores y del público que del resultado de un objetivo buscado y pensado.
Julián Weich es la
excepción. Comenzó su recorrido artístico como actor (que lo sigue siendo) en
recordados programas como “Pelito”, “Clave de Sol” y mucho después en la
exitosa “Banda del Golden Rocket”. Pero el cambio radical, ese que lo separó
del resto y lo hizo una individualidad fue sin duda el programa infantil “El
agujerito sin fin”. Y ahí empezó otra historia, otra carrera. Se presentó esa
posibilidad, sin duda fruto del talento, que se combinó con la
inteligencia. Esa inteligencia de darse cuenta de que la cosa venía por
ahí.
Fue así que
aparecieron “Sorpresa y media” y “Fort Boyard”. Esa animación para chicos
creció hasta llegar a toda la familia. El entretenimiento se mezcló con calidez,
el humor y en el caso de “Sorpresa y media” con un sentimentalismo que cambió la
televisión argentina y se quedó por muchos años. Sueños imposibles cumplidos en
vivo excedieron ese solo ciclo. Julian Weich se transformó en la cara de UNICEF
siendo el conductor, durante diez años del programa “Un sol para los chicos”,
evento anual televisado en Argentina, emitido y realizado por Canal Trece junto
con UNICEF.
Claramente, y tal vez
sin darse cuenta, fue un innovador. Weich fue el conductor del primer reality
show producido en la Argentina: “Expedición Robinson”. En ese
entonces, año 2000, nadie se imaginaba que ese formato de competencia y de
exposición permanente se iba a transformar en algo cotidiano para nosotros. Y
ahí estuvo él también.
Le sucedieron muchos
programas más. Todos de entretenimiento y para la familia, aunque algunos
estaban dirigidos a un público más adulto y ambicioso, sobre todo luego de su
paso a TELEFE. Tal fue el caso de “Trato hecho” y “Buena Fortuna”. Este cambio
amplió su público, pero lo desvinculó con el ya tradicional programa ómnibus
“Un Sol para los chicos” ya que UNICEF tenía un contrato de exclusividad
con Canal 13 para su producción.
Sin dudas tanto Weich
como el género de entretenimiento familiar fueron ícono de los noventa. Hoy por
hoy la televisión es otra. El rating es otro. Y las sorpresas son más difíciles
de encontrar por mitades. Esos grandes éxitos de formato de competencia entre
ciudadanos comunes son difíciles de encontrar actualmente.
Julián Weich volvió a
su Canal Trece natal en el año 2014 haciéndose cargo de la conducción de “Mi
mamá cocina mejor que la tuya”, ciclo que nunca pudo ni acercarse a los números
de rating de los famosos programas que supo conducir el actor.
¿Habrá, ahora en 2017,
un resurgir de estos formatos? ¿Weich volverá al estrellato?
Actualmente está
comenzando la segunda temporada de “Punto rojo”, el último programa de
entretenimiento que condujo nuestro protagonista. La originalidad del caso es
que éste es transmitido por la Televisión Pública, y a veces este dato nos
distancia de un posible éxito comercial del ciclo. Lo cual, artísticamente
hablando, tampoco sabemos si es tan importante.
Mientras tanto estos
géneros siguen desarrollándose en canales como TELEFE y Canal Trece. ¿Serán
Guido Kaczka (“Lo mejor de la familia”) o el Chino Leunis (“En qué mano está”)
los sucesores del conductor del agujerito? ¡El que responda correctamente se
hará acreedor del premio principal, no deje de participar y ya sabe siempre el
mismo día y por el mismo canal!¿Trato hecho?
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