Por Gabriela Fabbro.
La fundación que desde hace 25 años entrega
premios a los contenidos educativos en televisión realizó el pasado 4 de julio
su 22° entrega de premios en su ya tradicional sede del Hotel Plaza.
La televisión abierta de todo el país acude a
estos premios con la ilusión, luego del trabajo bien hecho y comprometido, de
obtener el premio a la calidad de sus contenidos. Así, noticieros,
documentales, magazines, etc., de todo el país, integran ternas que dan a este
premio un verdadero carácter federal.
En este contexto, no importa tanto el rating o el éxito comercial si no las propuestas de
calidad con transmisión de valores positivos para la audiencia. Detrás de cada
programa hay esfuerzo, inversión, originalidad y ganas de superarse. Las
fórmulas ya probadas pueden ser garantía de éxito pero el desafío de una nueva
propuesta siempre renueva las energías. El Canal de la Ciudad, el canal de la
UnTREF, canal Orbe 21 o el canal 12 de Córdoba se llevaron estatuillas en
diferentes géneros.
Ejemplos de personalidades y programas
premiados lo son Luis Landriscina, por su trayectoria en el mundo de la
televisión local. Narraciones populares, sano humor, toques costumbristas,
amenas historias construyen la labor de este gran artista que orgulloso y
emocionado recibió su premio de mano del luthier Marcos Mundstock; y los canales
Acequia de Mendoza o El Gourmet se llevaron el propio.
El premio FundTV de Oro fue para "La Noche de
Mirtha Legrand", el programa que desde hace algunos pocos años, la diva ofrece
por El Trece los sábados por la noche. Personalidades de la política,
intelectuales, periodistas e investigadores, médicos o artistas de importante
talla, dan a este programa un tono de reflexión, información y debate que
enriquece la noche de los argentinos en el fin de semana.
Lejos del tono más
frívolo que suelen tener los almuerzos, los sábados por las noches, Mirtha
ofrece un programa con ejes temáticos más serios, más comprometidos y que ofrecen
al espectador variedad de puntos de vista y enfoques. Por ello, promueve un
espectador más crítico, al que verdaderamente debería apuntar la televisión
abierta, aquel que contraste, compara y logra armar su propia opinión sobre la
realidad. Así la televisión seguirá contribuyendo en su rol de referente y
constructor de un ciudadano que participa, con fundamento y acción.
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